Mentes en involución III. Conclusión

sábado, junio 12, 2010

Después de los artículos precedentes de esta serie, espero haber llamado la atención sobre la existencia de filosofías, métodos, costumbres y, en algunos casos, religiones (aunque en pocos casos) que hace miles de años conocían una capacidad mental que ahora empezamos a descubrir a través de la búsqueda de las soluciones a los males que la ciencia no tiene aún.
El estrés, la depresión y la capacidad de autocuración (o mejor dicho, capacidad de ayuda y respuesta a tratamientos médicos) son circunstancias que la medicina actual, escéptica como toda ciencia, o bien no puede resolver o bien no quiere investigar (como el caso de la capacidad de autocuración) como consecuencia de la actitud hermética a aquello que pueda tener la menor muestra de "engaña-bobos mágico".
De sobra es conocido que frente a la pandemia actual que es el estrés y la depresión la medicina solo consigue mitigar sus efectos atiborrando a los afectados de fuertes medicamentos e inutilizantes drogas que tan solo te permiten continuar con tu vida automatizada y tan solo la psicología es la que hace algunos avances mediante charlas desahogantes y ejercicios de concentración y respiración, además de tratar de hacer ver al paciente que la realidad es otra.
Al final,  resulta que cada vez hay más movimientos y progresos en grupos de la sociedad además de en campos limitados de la medicina  e incluso empieza a haber estudios en universidades que nos llevan a que, exista o no, hay una búsqueda de un estado de conciencia que permite a las personas desarrollarse y mejorar e incluso recuperarse en cierta medida de los problemas de estrés y/o depresión y que "el aquí y ahora" realmente es una ayuda positiva para muchos problemas.
Y esto es lo absolutamente alucinante, que todo eso que se descubre como un bien para las personas y algunos de sus problemas y lo que se descubre poco a poco que hay detrás de esas prácticas, resulta que había personas hace siglos que lo sintieron y lo desarrollaron. Hay textos que hablan de fluidos etéreos que se comportan como sustancias del cuerpo que ahora se empiezan a descubrir e investigar en la medicina e incluso se habla de capacidades que también ahora se empiezan a descubrir en el ser humano. Posibilidades de control de actitudes y segregación de hormonas que ciertos ejercicios y control de respiración pueden realizar junto con otros ejercicios.
En definitiva, creo que hace siglos las personas tenían una mayor capacidad de percepción de las necesidades de su cuerpo y una mayor sabiduría en la gestión de sus mentes, procurando mantenerse en el aquí y ahora y sabiendo leer su cuerpo. De hecho existen escritos que muestran como los sabios de la época percibían mejorías sutiles de comportamiento del cuerpo y lo asociaban a movimientos de sustancias que hoy día hemos identificado como hormonas, neuroreceptores y otras...
¿No son eso mentes avanzadas?, porque física puede aprender cualquiera y estoy seguro de que si las mentes prodigiosas que hay hoy día en la ciencia se hubieran cruzado con los métodos y sabios de hace 3000 años quizás no serían hoy científicos, porque creo realmente que esas mentes prodigiosas tienen la capacidad de leer cosas de su cuerpo que otras mentes normales lo hacen con años de entrenamiento.
Sin embargo, en la actualidad y de forma general, nos hemos fundido con la masa social y por tanto hemos perdido la capacidad de escuchar nuestras necesidades corpóreas y mentales funcionando con la mentalidad y el juicio colectivo independientemente de nuestras necesidades propias.
Creo definitivamente que hace siglos la gente era más sabia que nosotros en lo personal, en lo mental y en lo corpóreo y que ahora nosotros estamos empezando a encontrar esa sabiduría y a imitar sus costumbres, ejercicios y actitudes y nos estamos dando cuenta de que es lo que nos faltaba y lo que nos devuelve el ánimo individual de evolucionar y le da a nuestro día a día una sonrisa de paz y plenitud.

Por un momento cerrad los ojos, dejaros llevar y escuchad lo que pide vuestro cuerpo sin juzgar ni pensar y me entenderéis.

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